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COVID-19: considerando los síndromes de tormenta de citoquinas y la inmunosupresión.

El 12 de marzo de 2020, la enfermedad conocida como COVID-19 dejaba los siguientes números: 125048 infectados en todo el mundo y una mortalidad aproximada del 3’7%; un porcentaje bastante superior si se compara con el menos del 1% que posee el influenza virus (virus de la gripe). Estos datos exponen los motivos por los que se necesitan el desarrollo de nuevas terapias efectivas, incluidas vacunas y antivirales. Ahora bien, parece que dichos fármacos no van a ser los únicos útiles si vemos lo que sugiere la evidencia en lo relativo al síndrome de tormenta de citoquinas.

El tratamiento actual de COVID-19 es de apoyo y la insuficiencia respiratoria por el síndrome de dificultad respiratoria aguda es la principal causa de mortalidad. Acompañando a esta deficiencia respiratoria, tenemos lo que se denomina linfohistiocitosis hemofagocítica secundaria (sHLH): un síndrome hiperinflamatorio poco reconocido que se caracteriza por una hipercitocinemia fulminante y mortal con insuficiencia multiorgánica.

Es decir, el organismo provoca una reacción inmunitaria grave, libera una concentración de citoquinas en sangre demasiado alta para nuestro cuerpo que puede acabar con nosotros. Y, precisamente, un perfil de citoquinas que se asemeja a la sHLH está asociado con la gravedad de la enfermedad COVID-19.

Se recomienda que todos los pacientes con COVID-19 severo deben ser examinados para determinar si sufren hiperinflamación usando distintos parámetros de laboratorio (aumento de ferritina, disminución del conteo de plaquetas o tasa de sedimentación de eritrocitos).

Por último, en lo relativo a los tratamientos que parecen ser exitosos, en China ya se ha aprobado la inmunosupresión en pacientes con neumonía COVID-19 y elevación de la IL-6 (un tipo de citoquina).

DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30628-0

Biotalento: Juan Carlos Ortega Velasco

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